CARDIOPATÍA ISQUÉMICA
Pon un nutricionista en tu consulta: documento Europeo sobre manejo obesidad
Autora: Maria Nieves García (Médico SAMU Asturias)
Fecha de publicación: 24/05/2023
Categoría: Novedades
3 minutos
Este post incluye opiniones de su autor. Las partes del texto subrayadas contienen enlaces a la evidencia científica en la que se sustenta.
La obesidad es un problema de salud que está creciendo en Europa. En base a los datos de 2021, el 23% de la población de la Unión Europea era obesa, subiendo el porcentaje al 60% cuando incluimos a la población con sobrepeso.
Los datos son alarmantes y la tendencia ascendente, de hecho, se prevé que en 2025 uno de cada cuatro adultos europeos sea obeso. Pero en algunos países, como Irlanda, se estima que el 43% de la población será obesa en 2025.
Pero la obesidad acarrea problemas de salud, se relaciona con empeoramiento pronóstico cardiovascular (CV), desarrollo de diabetes mellitus (DM) tipo 2, osteoartritis, algunos tipos de cáncer, demencia y enfermedad de Alzheimer. Además, consume aproximadamente el 8% de los recursos económicos nacionales anuales de salud. Globalmente, 2,4 millones de personas y más de 70 millones de años ajustados por discapacidad se asociaron a la obesidad en el año 2017.
Por si fuera poco, las personas con obesidad sufren estigmatización y discriminación, lo que empeora su calidad de vida y aumenta su morbimortalidad, independientemente del índice de masa corporal (IMC).
Por ello, debemos concienciarnos sobre el problema de la obesidad, establecer estrategias para su prevención, diagnóstico y tratamiento.
La Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO) y la Federación Europea de Asociaciones de Dietistas (EFAD) han publicado un documento de posicionamiento sobre la obesidad. El documento ha adaptado las recomendaciones de las Guías de Práctica Clínica de Obesidad Canadienses al contexto europeo y ha actualizado la evidencia científica de dichas guías revisando un total de 56 ensayos clínicos y metaanálisis publicados entre 2018 y 2021.
El documento europeo concluye que la evidencia científica analizada de 2018 a 2021 es pequeña e insuficiente para modificar la mayor parte de las recomendaciones canadienses, que seguirían vigentes.
Resaltamos los siguientes puntos del documento europeo:
La detección de la obesidad es clave para identificar a las personas en riesgo y proceder a un diagnóstico nutricional detallado. Pero el IMC es imperfecto, siendo más una “medida de tamaño que de salud”. Debemos conocer la distribución y funcionalidad de la grasa corporal. Por ello recomiendan utilizar herramientas que complementen el IMC, haciendo hincapié en la medición de la cintura.
No debemos olvidar que no buscamos solo la pérdida de peso, también buscamos la mejora en la salud metabólica y cardiovascular (CV) y el mantenimiento o mejora muscular. Por ello, en la valoración del paciente con obesidad no debemos centrarnos solo en la antropometría, también debemos valorar aspectos médicos (no olvidar la salud mental) y sociales, y tener muy en cuenta la masa muscular, fundamental en pacientes mayores que pueden presentar obesidad sarcopénica.
Toda esta valoración integral, requiere de equipos multidisciplinares, para poder diseñar las terapias adecuadas.
El nutricionista debe conocer los hábitos y preferencias alimentarias del paciente (fundamental, como siempre, individualizar) y sus habilidades sociales, que, junto con las recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia, le permitan implementar una intervención nutricional adecuada, que mejore la salud y reduzca el peso, y que asegure una mayor adherencia a largo plazo.
Recuerdan la importancia de evaluar la hidratación y promover hábitos saludables de hidratación.
Es cierto que los beneficios en el peso de algunas dietas y cirugía bariátrica son a corto/medio plazo, siendo fundamental otras formas de intervención para mantener los beneficios a largo plazo (fármacos, hábitos dietéticos adecuados y alimentos apropiados, mindfulness durante el tiempo de comidas).
El documento llama a los sanitarios a tener precaución con subjetividades a la hora de atender a pacientes con obesidad que pueden afectar a la calidad de la atención sanitaria. No se debe juzgar y considerar que el paciente es el culpable de su obesidad o de sus comorbilidades, o que el paciente obeso no se implica adecuadamente. Esa forma de pensar genera una valoración más inadecuada del paciente y de su terapia, y se define como “sesgo de obesidad” en el documento.
Entre los estudios revisados por el documento, resumimos las conclusiones de los que aportan novedad más consolidada: fundamental la inclusión de dietistas en entornos comunitarios porque aumenta la probabilidad de lograr cambios positivos en la adiposidad y el perfil metabólico en comparación con el suministro de folletos informativos; el ayuno, ya sea en la forma intermitente o en días alternos, se asoció a mayores reducciones de peso, cambios en la adiposidad y beneficios en los perfiles lipídicos (esto último menos concluyente) a corto plazo, con evidencia poco concluyente en relación a su posible efecto sobre la pérdida de masa magra; los estudios de reemplazo de alimentos (productos que se utilizan para reemplazar una o dos comidas, generalmente ricos en proteínas y complementos vitamínicos y minerales) mostraron beneficios en pérdida de peso corporal, cintura, composición corporal; un reemplazo total de la dieta se asoció a mayor cambio de peso y remisión en algún caso de la DM2 en pacientes con obesidad y DM2 en comparación con la práctica dietética estándar.
Resumen CARPRIMARIA de los puntos más relevantes del documento Europeo de la EASO y EFAD sobre Obesidad y nutrición
Referencias
REFERENCIAS
Obes Facts 2023;16:11-28. Open Access
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