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CARDIOPATÍA ISQUÉMICA

¿Aumentar la HDL o la Apo A-I puede reducir la morbimortalidad cardiovascular? Estudio AEGIS-II

Autor: Javier Ángel Rodríguez Calvillo (Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de salud Sangonera la Verde. Murcia)

Fecha de publicación: 19/03/2024

Categoría: Novedades

3 minutos

Este post incluye opiniones de su autor. Las partes del texto subrayadas contienen enlaces a la evidencia científica en la que se sustenta.


El conocido como colesterol “bueno”, es decir, la lipoproteína de alta densidad HDL, está constituida por apolipoproteínas del tipo A-I, A-II, C y E. El 70% de sus apolipoproteínas son las Apo A-I.


Ahora bien, las HDL son un grupo heterogéneo de partículas que difieren en densidad, tamaño, morfología, composición y carga superficial, aunque la gran mayoría de las partículas detectadas en suero son de morfología esférica.


Es importante recordar que no siempre unas concentraciones bajas o altas de HDL se asocian a mayor riesgo de eventos cardiovasculares o mayor cardio-protección, respectivamente porque es más importante su funcionalidad que su concentración en sangre. Por tanto, no deberíamos asumir que las concentraciones de HDL confieren un determinado efecto en el desarrollo o prevención de las placas de ateroma, al menos con la información procedente de su concentración en sangre.  Los niveles elevados de HDL no compensan los niveles altos de LDL.



¿QUÉ ES LA APO A-I?

La apolipoproteína A-I (Apo A-I) es una proteína sintetizada principalmente en el hígado (también un porcentaje menor a nivel intestinal), con un importante papel en el metabolismo lipídico. Constituye el componente proteico principal de las lipoproteínas de alta densidad (HDL). Facilita la eliminación del colesterol desde los tejidos al hígado mediante la activación de las enzimas implicadas en el paso del colesterol de los tejidos al HDL y facilitando el reconocimiento del HDL por los receptores hepáticos, permitiendo así su unión e internalización en el hepatocito. De esta forma se reducen los depósitos de colesterol de los macrófagos tisulares, evitando su transformación en células espumosas y la progresión de la placa de ateroma. En resumen, la Apo A-I es una proteína clave en el transporte reverso del colesterol (RCT),y además presenta propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, vasodilatadoras, inmunosupresoras y antitrombóticas.


Aunque existen dos tipos de Apo A, la Apo A-I y la Apo A-II, la Apo A-I es la que se encuentra en mayor proporción en el HDL. Se pueden medir sus concentraciones en laboratorios de referencia. Sus concentraciones se correlacionan muy bien con los niveles de HDL. Su déficit se asocia a un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular aterogénica, puesto que que la Apo A-I tiene un efecto cardioprotector. Los pacientes con niveles bajos de Apo A-I tendrán niveles bajos de HDL y niveles elevados de LDL.



¿DEBEMOS DETERMINAR LOS NIVELES DE APO A-I?

Podemos determinar sus niveles para valorar el riesgo cardiovascular de nuestros pacientes, aunque la evidencia no ha demostrado que mejore la capacidad predictiva del colesterol HDL.


También nos permitirá establecer el cociente Apo A-I/Apo B para evaluar el riesgo cardiovascular. Recordemos que niveles bajos de Apo A-I y elevados de Apo B se asocian a un mayor riesgo de eventos cardiovasculares futuros.



¿QUÉ PUEDE MODIFICAR LAS CONCENTRACIONES DE APO-AI?

Sus concentraciones pueden sufrir modificaciones.

Pueden descender:

  • Enfermedad renal crónica

  • Tabaquismo

  • Diabetes mal controlada

  • Obesidad

  • Betabloqueantes, diuréticos, andrógenos y progestágenos


O aumentar:

  • Embarazo

  • Ejercicio físico

  • Reducción de peso

  • Estatinas, cabamazepina, estrógenos, etanol, niacina, contraceptivos orales y fenobarbital.




¿AUMENTAR EL HDL/APO A-I REDUCIRÁ LOS EVENTOS CARDIOVASCULARES?

En el mes de abril esperamos la publicación y presentación de los datos del estudio AEGIS-II, durante la sesión científica anual del Colegio Americano de Cardiología 2024 que se celebrará en EE.UU.


Había muchas esperanzas puestas en este estudio, puesto que se consideraba una nueva oportunidad para demostrar si el aumento de los niveles de HDL/Apo A-I se asocian a su supuesto efecto cardioprotector.


Pero en el mes de febrero de 2024, la compañía responsable de la investigación/desarrollo del estudio,informó sobre la ineficacia  de la molécula en estudio (CSL112).


El AEGIS-II (18.200 pacientes) es un estudio fase III multicéntrico, doble ciego, aleatorizado, que evaluaba la molécula CSL112, apolipoproteína A-I derivada del plasma humano. Se comparaba la terapia con placebo. Se pretendía probar su capacidad en la reducción de eventos cardiovasculares mayores de aquellos pacientes que habían sufrido un infarto agudo de miocardio (con y sin elevación) reciente. Los resultados se analizaban a los 90 días. Los resultados fueron decepcionantes, puesto que no consiguió los objetivos primarios de eficacia (reducción de eventos cardiovasculares adversos mayores) en comparación con placebo. No se observaron problemas de seguridad ni tolerancia.


Con este estudio se desvanece nuevamente la esperanza de una terapia que tenga un efecto cardioprotector secundario al incremento de las concentraciones de HDL/Apo A-I.



CONCLUSIÓN

Continúan las mismas recomendaciones respecto al HDL: determinarlo en el primer perfil lipídico de nuestros pacientes, si los niveles son bajos presuponer un efecto aterogénico (aunque no está claro, ya que importa más su funcionalidad que su concentración) y fomentar una vida cardiosaludable con el ejercicio físico como uno de los pilares fundamentales, y no buscar objetivos de HDL, puesto que no hay ninguna terapia que aumente sus niveles y reduzca la morbimortalidad cardiovascular. En base a esto, no sería necesario repetir en futuras analíticas los niveles de HDL (de forma general), salvo que se precisen para aplicar fórmulas, como la de determinación indirecta de LDL (fórmula de Friedewald).




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Ilustración 1. Estudio AEGIS-II. CARPRIMARIA

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