En los últimos años nos encontramos con una transición demográfica que indica que el envejecimiento progresivo de la población seguirá aumentando, esto supondrá una gran repercusión en los sistemas sociales, económicos y de salud.

Se ha producido un aumento de la esperanza de vida al nacer. La esperanza de vida actual es de 82.4 años de forma global, 85.1 años en la mujer y 79.7 años en el hombre. En el último año ha disminuido secundario a la pandemia mundial. En los mayores de 65 años, la expectativa de vida actual es de 21,2 años globalmente. Las mujeres, a partir de los 65 años, vivirán en torno 23,1 años más y los varones en torno a 19.1 años.

Así mismo, se están produciendo cambios en los patrones de enfermedad, aumento de las enfermedades dependientes de edad y de curso crónico (neurodegenerativas, cardiovasculares, cáncer).  

Observamos un incremento en los DALY (Disability Adjusted Life Years) o suma de años perdidos por mortalidad prematura y años vividos con discapacidad.

Y además, los pacientes ancianos están siendo víctimas de una discriminación en la investigación, con pocos estudios que los incluyan, y también son relegados de muchas medidas que aportan beneficio en la salud, incluso con datos de estudios que confirman dichos beneficios en estos grupos de edad.

En 1995 se crea la sección de Cardiogeriatría (Sociedad Española de Cardiología). Su objetivo era abordar las características diagnósticas y terapéuticas del paciente mayor con cardiopatía.

En estos años se ha contribuido a mejorar el conocimiento y la visión integral del anciano con patología cardiovascular en distintas situaciones clínicas.

En la población geriátrica existe un aumento de la incidencia y prevalencia de la insuficiencia cardíaca (IC). En los países desarrollados, la edad media de la población con IC es de 75 años y en España, en torno al 2% de la población la padece.  La prevalencia aumenta con la edad y se duplica con cada década hasta superar el 10% entre los mayores de 75 años.

Pero no solo aumenta la incidencia y prevalencia de la 5ª causa de muerte de los españoles, que es la IC, sino también de otras patologías importantes como las valvulopatías tipo estenosis aórtica, fibrilación auricular o cardiopatía isquémica.

Por todo esto, en los últimos años se ha establecido la indicación de un manejo global del paciente anciano con enfermedad cardiovascular, integrando la valoración cardiológica y la valoración geriátrica integral, valorando la fragilidad, las comorbilidades, la capacidad funcional y cognitiva, y la realización de intervención por parte del Geriatra para mejorar la calidad de vida y el pronóstico.

Es por ello por lo que en CARPRIMARIA se está trabajando para añadir una nueva sección dedicada a la ciencia y las recomendaciones de manejo de los pacientes ancianos cardiológicos.