El tratamiento anticoagulante ha demostrado ser una estrategia altamente eficaz en la prevención de eventos tromboembólicos en pacientes con fibrilación auricular (FA) en un amplio grupo de pacientes. La decisión de iniciar tratamiento anticoagulante se establece en función de la puntuación CHA2DS2-VASc.

Con intención de refrescar conceptos: se recomienda inicio de anticoagulación (Anticoagulantes orales directos -DACOs- siempre que sea posible) en pacientes con CHA2DS2-VASc > 1 en varones y > 2 mujeres. 

Deberíamos también considerar su inicio, aunque con menor nivel de evidencia, en pacientes con CHA2DS2-VASc = 1 en varones o =2 en mujeres.

El flutter auricular (FLA) es una arritmia supraventricular definida por su mecanismo macroreentrante (el impulso eléctrico da vueltas alrededor de un circuito definido). En consecuencia, la función mecánica de las aurículas se encuentra más organizada que en la fibrilación auricular (FA), donde la actividad eléctrica auricular es caótica y la contracción auricular organizada no está presente. Este es el motivo por el que se ha sugerido que el riesgo tromboembólico en el FLA es menor que en la FA. En base a los resultados de un gran estudio poblacional publicado en 2018 en la prestigiosa revista JAMA, se estima que el riesgo tromboembólico de los pacientes con FLA es solo mayor que el de los controles sin la arritmia cuando la puntuación CHA2DS2-VASc es superior o igual a 5.

A pesar de todo ello, se recomienda anticoagular a los pacientes con FLA siguiendo los mismos criterios que en pacientes con FA. El motivo fundamental para seguir esta recomendación es que ambas arritmias auriculares (FA y FLA) coexisten con mucha frecuencia. Se estima que en torno a un 35% de los pacientes sometidos a ablación de FLA típico presentarán FA en los siguientes 2-3 años.